El anillo de compromiso y su historia

¿Alguna vez te has planteado por qué se da un anillo en la pedida de mano? Quizá tenemos tan interiorizada esta tradición que nunca nos hemos llegado a pensar por qué razón lo hacemos.

Aunque no sabemos a ciencia cierta de donde viene esta tradición, se cree que el origen proviene de Egipto. Aunque debemos tener en cuenta que ha cambiado bastante ya que antiguamente los anillos eran sencillos y la tradición decía que los padres del novio debían visitar la casa de la novia aportando dinero y una joya para demostrar el compromiso con la familia.

Más tarde, en la Antigua Roma los matrimonios eran básicamente contratos económicos entre las familias, y empezaron a utilizar los anillos como símbolo del cierre de ese contrato. Me dirás: qué poco romántico es esto ¿verdad? La realidad por mucho que no nos guste es que el matrimonio ha sido entendido como un contrato para conseguir algo que queríamos hasta el siglo XI.

Pero...¿Cuándo empieza a cambiar la historia del anillo de compromiso?

Pero te voy a dar una alegría, es en el siglo XI cuando cambiar por completo esta tradición. Los anillos empiezan a tener significado y por fin se convierten en un símbolo de la fidelidad y del amor. Desde ahí hasta la actualidad sigue siendo algo bonito que demostrar a nuestra pareja y que se intercambia en el momento en el que la pareja tiene claro que quiere pasar toda su vida juntos.

Materiales que se utilizaban

Pero vamos a hablar ahora de qué materiales eran desde el antiguo Egipto hasta ahora

Los primeros anillos en Egipto estaban hechos de cañamo. En la antigua roma los anillos pasaron a ser de hierro ya que era el símbolo de Saturno que expresaba la durabilidad del matrimonio. Posteriormente, en el siglo IX, el Papa Nicolás I decidió que los anillos debían ser un símbolo de que el hombre iba a poder mantener a la mujer. Por ello, deberían de ser de un material muy valioso, que en este caso fue el oro. Es en el siglo XV cuando se crearon los anillos con diamantes. Estos aportaban un valor extra a un momento tan único como el de pedir matrimonio al amor de tu vida. Aunque se mantenía el aro del anillo de oro.